Como siempre me había sido facil llegar a la armería.Me volví visible,necesitaba coger cosas y cuando era invisible me era imposible.
Había un monton de estanterías,todas ellas llenas de armas,de allí había scado mi daga,me gustaba tener más cosas que mi magia para defenderme,sin embargo ahora aquello me parecía poco.Fuí observando cuidadosamente las estanterías,sabía lo que buscaba.
En un de las estanterías había un pequeña manta de seda roja,sobre ella reposaba una espada envainada,la tomé con cuidado,estaba muy pero que muy fría,pero aquello no me afectabala desenvainé,era larga,plateada y brillante,la hoja era fina y muy afilada.Había aprendido a luchar con la espada bien,no era la mejor pero era letal.
La envainé en mi espalda y volví a la habitación.